martes, 21 de septiembre de 2010

Dinner

                                                                       CAPÍTULO 2

A la mañana siguiente, Bella se fue despertando con la luz del sol que se colaba a través de las cortinas de la habitación. Se estiró y se sentó, bostezando en la cama. Se deslizó hasta el borde de la cama y se sentó, mirando a su alrededor su vista se posó en una mesita con una lámpara y un despertador. Se sorprendió de que esa no era su mesita de noche, ni su lámpara ni su despertador.

- Oh, mierda- susurró a la vez que se levantaba de un tirón, mientras los recuerdos de la noche anterior inundaban su cabeza.

- Edward, Carlisle- se llevó las manos a la cara y gimió en voz baja.

Jesús, ¿qué había hecho?¿Con Carlisle …....y Edward.....juntos en la cama? Dejó que sus pensamientos remontaran a la noche y tuvo que admitir que ella también lo disfrutó......mucho, la forma en que la tocaron, sus dedos acariciándola suavemente, la forma en la que la habían hablado con esa voz tan seductora.
Bella se mordió los labios y vio la ropa en la silla junto a la mesita de noche. Rápidamente la recogió, se vistió y bajó. Oyó ruidos en la cocina y dudó.

-¡Mira quién despertó finalmente!- oyó a sus espaldas, y de repente unos brazos la rodearon. Sorprendida, ella se levantó de un salto y se volvió.

-Edward- dijo y dio un paso atrás, justo para caer en los brazos de Carlisle. Sintió un beso en el cuello.

- Hmm, huele divino-

Ella se giró y miró a los ojos a Carlisle, sintió un brazo en su cintura, tirando de ella con fuerza contra él. Lo siguiente que sintió fueron unos labios contra los suyos con su lengua pidiendo paso hacia su boca, ella a regañadientes abrió sus labios, dejando que la lengua de Carlisle entraba profundamente en su boca, cauteloso primero y luego un poco más duro. Se sentía débil. Edward se adelantó y cogió sus caderas, frotándose las manos sobre ellas. Ella sintió que el se presionaba contra su espalda, y gimió en la boca de Carlisle. Imágenes de la noche anterior volvieron a su mente y, de repente se separó de los dos hombres.

- Esperad un minuto- dijo y se apartó suavemente. Dio un paso atrás.

Edward y Carlisle se miraron y después se enfocaron de nuevo en Bella.

- No sentimos lo que pasó, ¿tú si?- comenzó Edward.

- Yo creo que lo disfrutaste tanto como nosotros- dijo Carlisle.

- Sí, fue sin duda....- buscó la palabra adecuada para describir lo que pasó. ¿Maravilloso?, ¿Asombroso?, ¿Inesperado? - …...diferente- sentía la encimera detrás de ella y juró en voz baja que ahora estaba atrapada, hasta que olió a café.

- Oh café, delicioso- cogió una taza del armario y la lleno por completo.

- Sé que no puedes empezar un día sin café- sonrió Edward.
- Y yo tengo los platos limpios y el desayuno casi listo- dijo Carlisle.

Bella se dio cuenta de los huevos revueltos que había en la cocina y su estómago empezó a rugir.
- Hmm, vosotros sabéis exactamente lo que me gusta-

- Creo que lo hemos demostrado esta noche- sonrió Edward.

Bella no pudo evitarlo y de repente se empezó a reír.

- Sí, ahí me has pillado- dijo.

- Mi señora- oyó decir a Carlisle detrás de ella.

Ella se volvió y vio que la silla estaba apartada, Bella sonrió y se sentó. Edward le puso la comida y de inmediato empezó a comer.

- Hmm, esto está realmente bueno- dijo después que hubo terminado, se apoyó contra el respaldo de la silla,- pero tenemos que hablar de lo sucedido ayer.-

- Muy bien, de lo que quieras- dijo Carlisle- lo disfrutamos, y tú, también- dijo al tiempo que cogía un plato y lo llevaba a la cocina.

- ¿Qué hay que decir más?- Edward continuó, sonriendo descaradamente.

- Excepto que quizás, en cualquier caso, espero que no sea la última vez- dijo Carlisle sonriendo.

Carlisle la tomó de la mano y tiró de ella para arriba. La agarró del culo y la apretó con fuerza besándole el cuello. Bella gimió y se apretó involuntariamente contra él, de pronto sintió otras manos a su alrededor, deslizándose debajo de su camisa y agarrando sus pecho. Los pezones de Bella se pusieron duros al instante. Ella tomó la cara de Carlisle y lo besó, ella sintió un cosquilleo que la atravesaba. La lengua de Carlisle se deslizaba por sus labios pidiendo acceso. Bella abrió los labios y la lengua de Carlisle se deslizó en su interior. El beso comenzó con cautela, pero luego se volvió más áspero. Edward masajeó sus pechos. Bella gimió y se volvió hacia él, y Edward la tomó en sus brazos. Carlisle, a regañadientes, la dejó ir, ¿o sólo era su imaginación?

- ¿Vamos a continuar esto en el dormitorio?- gimió Edward.

Tomó a Bella, y antes de que se diera cuenta, ya estaba acostada en la cama con él entre sus piernas. Sacó su camisa y la miró con avidez.

- Acuéstate boca arriba- le ordenó Carlisle.

Bella obedeció e inmediatamente sintió sus labios sobre los de ella. Los besos de Edward fueron bajando, le quitó los pantalones, rápidamente seguido por sus bragas. Bella sintió como el besaba su muslo, poco a poco acercándose a su centro. Jadeó cuando sintió la lengua de Edward pasando por sus pliegues y cuando empujó un dedo en su interior.

- Date la vuelta, amor- dijo Edward.
La tomó de su cintura y la ayudó a ponerse de rodillas sobre la cama. Carlisle fue a sentarse frente a ella. Le sacó su camisa. Dejó que sus dedos se deslizaran sobre sus músculos hasta llegar al borde de sus boxer. Las manos de Edward se deslizaron por la cintura de Bella, llegando hasta su clítoris comenzando a mover sus dedos a su alrededor y apretando suavemente. Bella gimió y metió sus manos dentro del boxer de Carlisle, acariciando suavemente su pene y pasando el dedo pulgar sobre la punta.

- Cristo, Bella- jadeó él y se dejó caer sobre la cama.

Ella se agachó para llevarse su miembro a la boca, deslizando la lengua a su alrededor, mientras masajeaba la base junto con sus huevos. Carlisle mira como la cabeza de Bella se mueve hacia arriba y hacia abajo, y junto con la visión de Edward sentado detrás de ella, dispuesto a tomarla, le despierta aún más.

- No voy a durar mucho tiempo- jadeó Carlisle.

- ¿Estás lista para mí, nena?- susurró Edward.

- Más que lista- respondió.

Con un movimiento rápido, introdujo con fuerza la polla en su cavidad, por lo que Bella dejó escapar un pequeño grito, que hace que él se detenga para que pueda acostumbrarse.

- Hmm, muévete por favor- suplicó Bella y apretó las caderas hacia atrás a su encuentro.

Edward empezó a moverse mientras que Bella tomaba de nuevo la polla de Carlisle en su boca, acariciándolo, lamiéndolo, masajeándolo, haciendo que Carlisle cada vez estuviera más cerca de acabar.

- Dios Bella, eres tan jodidamente buena con tu boca. Cristo, Edward, tienes que sentir esos labios encantadores alrededor de tu polla- se quejó Carlisle.

- Hmm, Carlisle, su apretado coño es jodidamente bueno- jadeó Edward.

Bella sintió de nuevo los dedos de Edward alrededor de su clítoris y lo tomaba entre sus dedos, lo que hizo que Bella llegara al clímax. Edward le dio más duro y profundo. Cuando ya no podía más y las paredes de Bella se contraían a sus alrededor, explotó. Carlisle pronto llegó a su clímax, corriéndose en la garganta de Bella, haciendo que se tragara todo. Agotada cayó encima de Carlisle, quien le dio un beso en la frente. Edward se recostó al lado de ella y la besó en el hombro.

- Dios, eres maravillosa Bella- dijo Edward.

- Hmm....- murmuró ella.

Esperó hasta que su respiración se volviera normal y entonces con cuidado aflojó sus puños.

- ¿ A dónde vas?- Carlisle pidió y tomó su mano.

- Tengo que ir a trabajar-

Bella odiaba dejar atrás a los dos chicos perfectamente desnudos, pero ella amaba su trabajo y era intelectualmente estimulante. Ella comenzó a pensar en los posibles planes para esta noches, en los que Carlisle y Edward estaban obviamente. La idea le hizo sonreír.

- ¿No puedes llamar al trabajo?- preguntó Edward.

- No puedo. Hoy llega una carga importante que llegará dentro de 30 minutos y el jefe quiere que esté yo allí- explicó mientras recogía su ropa.

Edward y Carlisle miraban ligeramente decepcionados.

- ¿Qué tipo de carga?- preguntó Carlisle, apoyado sobre su codo.

Bella miró y sonrió ante el hecho de que parecía un tanto intrigado.

- Es de Egipto, no puedo decir nada más, excepto que parece valer mucho. ¿ Por qué no vais después de trabajo?-

- Tal vez lo haré- dijo, volviéndose a Edward- ¿ vienes conmigo?-

- Claro, ¿por qué no?- dijo adormilado.

- Voy a tomar una ducha ahora-

- ¿Necesitas a alguien que te lave la espalda?-

- No me tientes, Carlisle- ella sonrió y desapareció en el cuarto de baño.

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