viernes, 24 de septiembre de 2010

Dinner

 CAPÍTULO 3


Cuando Bella terminó de ducharse se miró en el espejo y pensó que ni siquiera era tan bonita. No tenía ni idea de como dos hombres tan magníficos como Carlisle y Edward hubieran querido estar con ella en la forma que estuvieron ayer por la noche y hace apenas unas horas. Sabía por experiencia que Carlisle no tenía que quejarse por la atención de las enfermeras del hospital y Edward, que era profesor, en el colegio habían un motón de chicas guapas con las hormonas revueltas. Después de la primera vez pensó que era solo por diversión, pero luego volvió a pasar. Y todos lo disfrutaron.

Cogió su ropa, se la puso y decidió volver a casa para ponerse un poco de maquillaje y coger otro conjunto de ropa. Ella sabía los problemas que había tenido su jefe, Aro, para convencer a la gente a que traían los tesoros de Egipto, que su museo era el más seguro del mundo. Estaba segura de que Aro querría que llevara un look perfecto para recibir a sus invitados. Cuando entró en la sala de estar, Carlisle y Edward se acercaron a ella.

- ¿ A qué hora debo ir?- preguntó Carlisle al tiempo que la tomaba en brazos.

- ¿A qué hora sales del hospital?-

- A las tres y media- respondió él mientras le besaba suavemente el cuello.

- Mi última clase es a las tres, ¿puedes venir a recogerme, Carlisle?-

- Claro que sí- dijo Carlisle.

- Entonces los veo más tarde. Llamadme cuando estáis allí, os dejaré entrar por la puerta de atrás-

Después de que Carlisle la dejara ir, le dio un beso a Edward y fue a su coche. Tiró su bolso al asiento del copiloto y cogió su teléfono. Se dio cuenta de que había algunas llamadas y un par de mensajes de Alice. Bella sabía que tenía que haberla llamado, pero todo sucedió tan rápido la noche anterior que se le olvidó. Dejó el teléfono en el asiento del copiloto, marco el número de casa y lo puso en altavoz antes de arrancar el coche. Un segundo después la voz alborotada de su compañera de piso inundó el coche.

- Bella, ¿dónde estuviste la noche anterior? ¡No dormiste en tu cama!-

- Buenos días a ti también, Alice- Bella definitivamente era una persona tranquila, mientras que Alice, por otro lado, era alegre e hiperactiva.

- Te he llamado varias veces pero no has respondido, estaba muy preocupada por ti, apenas no he podido dormir esta noche-

- Lo siento Alice, sé que debería haber llamado, pero he estado ocupada- pensar en la noche la hizo sonreir.

- ¿Dónde está?-

- Estoy de camino a casa, querida, tengo que cambiarme de ropa antes del ir al museo-

- ¡Yo quiero detalles!- gritó con entusiasmo.

- ¿Detalles?-

- Sí, tengo un presentimiento acerca de lo hiciste anoche, ¿me pregunto con quién exactamente? Sé que los has encontrado muy simpáticos a los dos......-

- Alice- gimió Bella.

- De acuerdo, ¡sólo date prisa!- se echó a reír.

- Bien-

Bella desconectó la llamada y no mucho más tarde, llegó a la entrada de su casa. La casa era grande, más grande de lo que en realidad quería. Había un gran salón con un comedor y una cocina al lado. Alrededor de toda la casa había un porche que había hecho el dueño anterior.

Este factor fue decisivo para comprarla. A ella le encantaba sentarse en el porche las noches de verano, disfrutando del cálido y animado barrio. Sabía que nunca hubiera podido comprar la casa sola, por lo que estaba muy contenta de que Alice sugiriera la idea de que la compraran juntas. Bella y Alice había sido compañeras de habitación durante su periodo de estudiantes, por lo que no le pareció mala idea.

Bella dejó el móvil y cogió las llaves. Cuando fue a abrir la puerta, Alice se abalanzó a abrirla con entusiasmo.

- ¡Cuenta!- gritó.

- Jesús, Alice- comenzó Bella cuando se bajó del coche - ¿puedo entrar primero?-

- Muy bien, vamos- gruñó Alice mientras entraban a la casa- Tenemos sólo 20 minutos, así que dime todo mientras te cambias.

Bella suspiró, pues sabía que era inútil ocultarle algo. Tiró su bolso y las llaves sobre la mesa y se fue para arriba. Se desvistió mientras que Alice estaba apoyada sobre la puerta.

- Estoy esperando-

- La comida estaba deliciosa, los dos realmente saben cocinar- la impaciencia de Alice iba creciendo.

- ¡Bella!-

- ¿Qué? Yo no sabía eso-

Bella miró a Alice y se echó a reír, agarró un traje del armario y lo puso encima de la cama.

- Simplemente no sé muy bien que decir. Iba a limpiar después de la cena, pero me detuvieron.... y antes de darme cuenta......- ella dijo, agitando sus brazos en el aire.

- ¿Cuál?- preguntó Alice con curiosidad.

Bella dejó caer sus brazos y le dio a su compañera una mirada que decía por favor no me hagas decirlo en voz alta. No estaba segura de cómo iba a decirlo, ¿qué pensaría Alice de ella?

Afortunadamente, Alice la conocía suficiente.

- ¿Ambos? Bella, ¿hablas en serio?- dijo Alice con los ojos abiertos.

- Sí, lo sé, yo no pude controlarlo. Era como si ellos me tuvieran en su poder o algo así- Bella se encogió de hombros con picardía.

- ¿Qué quieres decir?-

- Acaba de suceder Alice- dijo Bella, rodando los ojos.

- No sé que decir- dijo Alice, después de pensar en lo sucedido.

- Vaya, eso si que es la primera vez- bromeó Bella.

Alice juguetonamente le lanzó una almohada a Bella.

- ¿Cómo fue?- preguntó ella con curiosidad.

- Fue fantástico, Alice. Realmente pensé que al principio solo era diversión, pero esta mañana volvió a suceder.

- Entonces, ¿qué sois ahora? ¿un trío?-

- No lo sé, Alice-

- ¿A quién prefieres?-

- ¿Qué quieres decir?-

- Bueno, Carlisle o Edward, ¿cuál te gusta más?-

- Jesús Alice, no lo sé- dijo Bella riendo- los dos fueron tan cariñosos y atentos conmigo. También estarán en el museo, para ver la carga llegada de Egipto. Carlisle parecía intrigado-

- Hablando de eso, date prisa o llegaremos tarde-

- Ya voy, ya voy- dijo Bella.

Bella se cambió de ropa rápidamente, agarró la ropa que llevaba antes y la echó al cesto que había en el aseo. Bella se miró en el espejo, agradecida de que no necesitara maquillarse mucho para estar decente.

- Vamos Bella, tenemos que salir ya o llegaremos tarde- gritó Alice.

- Sí, sí, ya voy-

Bella rápidamente tomó su bolso y juntas fueron al coche a toda prisa.

- ¡Mi coche!- gritó Alice.

Bella se echó a reír y se dirigió hacia el convertible amarillo de Alice. Apenas tenía puesto el cinturón, cuando Alice pisó fuerte el acelerador, Bella sintió que se hundía en el suave cuero. A veces se preguntaba que como era que Alice nunca hubiera tenido un accidente.

- Vamos, no es tan tarde- murmuró Bella.

Alice se limitó a sonreír. Antes de darse cuenta, estaban en el aparcamiento, listas para entrar. Apenas estaban en la sala, cuando vio a Aro acercarse a ellas.

- ¡Bella!¡Alice!¡Al fin han llegado!-

- No es demasiado tarde, ¿verdad?- preguntó Alice.

- No, todavía no. Bien, vamos señoritas, vayamos al almacén-

Aro hizo señas a las chicas para que caminaran delante de él. Bella estaba incómoda, por alguna razón no confiaba en él. Después que que fuese contratada, aún había una vacante en el museo, por lo que propuso a Alice para el trabajo. Ella estaría más cómoda si su mejor amiga trabajara con ella. Afortunadamente, Alice es una de las mejores, por lo que le elección fue fácil. Una vez estuvieron en el almacén, se dirigieron a la parte trasera, que estaba separada del resto con una cortina de plástico. Bella vio que había un tablero de pie. También había una lista, que los dueños habían enviado por fax a principios de esta semana con todo lo que se mostrará en el museo. Bella tomó la lista y comenzó a leerla. Un busto y el ataúd de Tutankamon. Un busto y el ataúd de Nefertiti. Varias pinturas, esfinges, scarabeën, varios bloque de piedra con jeroglíficos. Alice silbó suavemente, mientras leía por encima del hombro de Bella.

- Esta es una gran colección- murmuró Alice en voz baja.

- Y una de las más caras. Tuve que mover cielo y tierra para convencer a Amón y Kebi que estaría a salvo aquí- declaró Aro mientras se acercaba.

- No te preocupes, Aro, Alice y yo nos encargaremos de que nadie se acerque mientras se encuentran en el almacén-

- Lo sé, y tú tendrás la oportunidad esta noche para convencer a Amón y Kebi- Aro disfrutaba viendo como sus empleados se retorcían, aunque estuvieran entre sus favoritos. Le hacía sentir poderoso.

- ¿Qué quieres decir?- preguntó Bella.

- Esta noche voy a ir a cenar con ellos y quiero que vosotras vengáis- era una orden más que una petición.

Bella y Alice intercambiaron una mirada.

- Espera un minuto, ¿y si tenemos planes para esta noche?- preguntó Bella.

- Entonces les sugiero que los canceléis, esto es importante-
- ¿Para ti o para nosotros?- soltó Alice.

Bella miró a su amiga en señal de advertencia, pero antes de que pudiera decir algo, Aro se puso delante de Alice.

- Dime Alice, ¿te gusta trabajar aquí?- preguntó él con una voz extrañamente tranquila, con la amenaza en sus ojos.

- Sí, señor-

- Entonces, no seas tan atrevida, señorita- sentenció.

- No, señor, lo siento- dijo en vos baja, con un leve sonrojo que iba de debajo de los ojos hasta sus mejillas.

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