jueves, 13 de septiembre de 2012

La mujer de los Cullen


                                                      CAPÍTULO  21


Llegaron a Forks a mediodía y Emmet paró en el pequeño aparcamiento de la oficina del sheriff. Bella parecía menos contenta, cuando se dio cuenta en dónde habían parado.
—Necesitamos decirle a Rosalie que está pasando, para que busque a Jacob —explicó él—. Si lo ve, nos puede avisar. Protección adicional.
— ¿Pero lo hará? —preguntó Bella suavemente, mirándole—. ¿Nos lo va a decir?
La pregunta flotaba entre ellos.
—No veo por qué necesitamos implicarla —Edward dijo lo que pensaba.
Emmet ignoró a Edward.
— ¿Confías en mí, cariño?
—Sabes que sí —contestó Bella—. Pero en ella, no.
—Entonces sabes que nunca haría algo que te ponga en peligro.
Bella lo miró fijamente un largo momento, y asintió.
La satisfacción lo envolvió. Le alcanzó la mano y la apretó.
—Vamos, no llevará más que un segundo.
Bella inspiró hondo y abrió su puerta. Personalmente, prefería arrancarse las uñas una a una, que tener que enfrentarse a la celosa pelirroja.
Los cuatro entraron en el pequeño edificio y Rosalie levantó la mirada de donde estaba sentada, detrás del escritorio. Irguió una ceja interrogativamente, mientras que Emmet se le acercaba.
Bella dudó, y Edward deslizó el brazo alrededor del cuello, dejando la mano oscilando por su hombro.
Rosalie se puso de pie, echando una mirada cautelosa a Emmet y más allá, en donde Bella, Edward y Jasper se pararon.
—Emmet —lo saludo con un movimiento de cabeza—. ¿Qué puedo hacer por ti?
—Tenemos un problema, Rosalie. Necesitamos tu ayuda.
— ¿Qué tipo de problema?
—Jacob Black —dijo Emmet con dureza—. Tenemos razón para creer que está intentando matar a Bella.
Rosalie se apoyó en la mesa y cruzó los brazos.
— ¿Estás seguro de ello, Emmet?
—Estoy seguro. ¿Podemos contar con tu ayuda?
Miró a Bella de arriba abajo, antes de volver a mirar a Emmet.
—Sí, lo que pueda. Sabes eso.
—Tengo que saber si lo ves —dijo Emmet—. Inmediatamente.
— ¿Quieres qué lo detenga? —Preguntó Rosalie— ¿Quieres prestar cargos?
—No tenemos pruebas. Aún —agregó él.
— ¿Así que van a esconderse en la cabaña?
Emmet asintió.
—Por ahora. Hasta que estemos seguros de que Bella está a salvo.
Algo que parecía como dolor, destelló en los ojos de la mujer. Bella sintió una punzada de lastima. Era obvio que Rosalie sentía algo por Emmet, e igualmente obvio que él no sentía lo mismo.
—Mantendré los ojos abiertos, y pediré que mis ayudantes hagan lo mismo —dijo Rosalie—. Pero si viene, no hagan nada estúpido, Emmet, llámame.
—Haremos lo que sea necesario para asegurarnos que Bella está a salvo —dijo Emmet sin alterar la voz—. No haré cualquier promesa sobre como conseguiré esto.
—Está bien así. Os verificaré cuando pase por allí.
—Gracias, Rosalie. Te agradecemos la ayuda.
Se puso el Stetson y se volvió hacia Bella y los otros.
—Vamos a casa.
Bella miró a Rosalie una vez más, antes de seguir a los chicos. Inconfundible antipatía brillaba en los ojos de la otra mujer, y Bella no desvió la mirada, no estaba dispuesta a ser intimidada. Finalmente, Rosalie bajó la mirada, y Bella salió.
—Deberíamos parar en Riley y pedirle que él también esté preparado —dijo Jasper mientras entraban en el Land Rover.
—Buena idea —dijo Emmet—. Paro y hablo con él. Pueden esperar aquí.
Treinta minutos más tarde, salieron de Forks, después de parar para hablar con Riley.
Cuando llegaron finalmente a la cabaña, Bella suspiró de alivio. Nunca estuvo tan feliz de llegar a algún lugar.
Entró con los hombres y se hundió en el sofá. Alcanzó la colcha tirada a un lado y se la subió hasta el mentón.
— ¿Tienes frío, muñeca? —preguntó Jasper.
Ella asintió y se arrimó más en la colcha.
—Encenderé el fuego.
—Verificaré el perímetro —dijo Edward.
—Voy contigo —dijo Emmet—. Tengo que verificar los caballos.
Bella los miró salir y se volvió hacia Jasper con las arqueando la ceja.
— ¿Verificar el perímetro?
Jasper se rió.
—Es el modo de Edward decir que va a verificar la propiedad, asegurándose que nada ha sido alterado y probablemente, poner unas trampas.
— ¿Trampas? —repitió ella.
—Era del ejército, muñeca. Piensa como un soldado.
— ¿Cree qué me va a buscar aquí?
Sus ojos se suavizaron.
—No lo sé, pero si va a venir, estaremos listos —se encaminó hacia la salida trasera- Ahora vuelvo, voy a buscar leña para el fuego.
Se recostó contra el cojín del sofá y cerró los ojos. Estaba en casa. Lo hizo. Le pidió el divorcio a Jacob. Las cosas se pusieron en marcha, y todo lo que tenía que hacer ahora era esperar hasta quedar libre. Y entonces podría comenzar una nueva vida con tres hombres; no estaba segura si podría vivir sin ellos.



Durante las semanas siguientes, Bella se convenció de que había tomado la decisión correcta. Se sentía feliz. Más feliz que en toda su vida. Aunque el sexo era maravilloso, pasaban muchas noches disfrutando de la compañía de cada uno. Aquéllos eran sus momentos favoritos del día.
Jugaban. Hablaban sobre recuerdos felices. Cualquier reserva que Bella tuvo sobre vivir con tres hombres, desaparecía rápidamente.
Un día, después de una nevada, Bella se fue cabalgar con los tres hermanos. Tomaron el camino que ascendía la montaña, en donde cazaban alces cada otoño.
En la cima, Bella entendió porque a los hermanos les gustaban tanto aquellas montañas. Recordó la declaración de Edward, de que no existía otro lugar tan hermoso como las Rocosas. Tenía razón. Y si había otro, ella nunca lo vio.
Su vida se cambió drásticamente. Nunca se habría imaginado que su malcriada existencia la llevaría a una cabaña rústica en lo alto de las Rocosas. Solo ahora se daba cuenta que falsa había sido su vida. Carecía de realidad.
Ella flotó por la vida sin metas, sin dirección, sin objetivo. Aquí, en los brazos de tres hombres, en vez de sentirse como si hubiera cambiado una dependencia por otra, se sentía viva y libre. Capaz de tomar sus propias decisiones. Animada a ser fuerte e independiente.
Sentada sobre el caballo, en lo alto del vale y miró hacia el horizonte. Detrás de ella, sabía que Emmet, Jasper y Edward estaban esperando, pero no la apresuraron, y ella no tenía prisa en dejar tan magnífico paisaje.
No había explicación alguna para el cambio que sentía florecer en su interior. Surgió y creció hasta rodearla totalmente. Exigía libertad. Quería aceptación. Quería que ella lo admitiera.
Por la primera vez en más tiempo que podía recordar, se sintió completamente en paz con su vida.
Emmet cambió una mirada con sus hermanos. Todos tenían la cara llena de satisfacción. Bella había cambiado mucho, ya no era la mujer aterrada y cautelosa que él encontró en la zanga. En su lugar había una mujer fuerte y segura de sí misma.
Estaban extremadamente orgullosos de ella. Todos. No podían imaginar una pareja mejor.
Ella se giró en la silla, sus ojos marrones eran suaves y calientes.
—No creo que vi algo más hermoso —dijo ella.
Su respiración salió en una nube visible en el aire frío. No estaba de acuerdo con ella. Había visto algo más hermoso. La miraba a ella.
—Me muero por ver el otoño, cuando todo está en color —agregó ella.
Él le sonrió. Sentía un ridículo entusiasmo cada vez que la oía mencionar el futuro. Se sentía como un adolescente, enamorado por primera vez. Sabía que sus hermanos no eran más inmunes que él.
Ella incitó a su caballo para alejarse del borde y se acercó a él y a sus hermanos.
—Podía quedarme aquí para siempre.
Él sonrió de nuevo al escucharla usar el para siempre. Se convertía en un maldito gatito. Y le gustaba. Que Dios se apiade de él.
—Te quedarás aquí para siempre —señaló él—. Podemos volver tan a menudo como quieras.
Ella le sonrió dulcemente, la emoción brillaba en sus ojos.
— ¿Qué dices si regresamos? —Dijo Jasper—. Prepararé chocolate caliente, y podemos jugar Monopoly. Quiero revancha por la última vez, en la que Bella me derroto.
La risa de Bella hizo eco por la montaña. Blancas ráfagas empezaron a bajar en la deriva, y los ojos de Bella de gozo.
— ¡Más nieve!
Todos le sonriendo indulgentemente y volvieron los caballos en la dirección de la casa. Mientras bajaban, la nieve empezó a caer más fuerte. Aumentaría varias pulgadas más hasta que cesara. Añadidas a los seis que había, tendrían una buena descarga antes de que la noche se acabara. 

1 comentario:

  1. omg siento como que algo malo va a pasar espero que no lo bueno es que no tengo que esperar para leer el siguiente capitulo :D

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